La estrategia sí, pero ¿cómo hacemos que ocurra?

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La importancia que tiene la estrategia es indiscutible pero sólo sabremos si es adecuada si la llevamos a cabo. Un directivo del sector de automoción decía: "vemos claro hacia donde tenemos que ir, pero cómo lo hacemos, ¡por Dios! ¡cómo lo hacemos!?" Nos viene a decir que si conseguimos tener claro hacia dónde tiene que evolucionar nuestra empresa, no es tan evidente como eso se lleva a cabo.La estrategia nos permite entender a nuestro cliente y a la industria, identificar tendencias, crear una visión y una ventaja competitiva. En definitiva, permite a las empresas permanecer y crecer. Recoge los pilares en los que se sostendrá el futuro, así como los cambios que la organización tendrá que acometer para alcanzar ese futuro. Cuando hablamos de estrategia pensamos en mapas estratégicos, cuadros de mando, plan de inversiones, posiblemente un nuevo organigrama... y pensamos que esta parte "hard" de la estrategia moldeará al resto.

Pensamos que la parte hard de la estrategia conseguirá que realmente se lleve a cabo

Sin embargo, cuando nos ponemos a ello la operativa te empuja, la cultura te absorbe, la toma de decisiones se ralentiza... y lo que parecía claro ya no es tan fácil. Los líderes de las organizaciones se dan "contra la pared": las personas dicen "el día a día me puede", los directivos dicen "no consigo que mi equipo avance" y el líder "vamos tarde, nos quedamos atrás". A menudo, vemos estrategias que parecen de éxito desperdiciarse porque no se ponen en marcha.

Invertimos en el "Qué vamos a hacer" y no en el "Cómo lo vamos a hacer"

Este proceso no es sencillo y requiere tesón por parte de los líderes. Las personas en las organizaciones sufren de "fatiga hacia los cambios", de no entender por qué una nueva cosa si la anterior no se ha terminado aún, de implicarse y que lo que era importante deje de serlo... Todos estos efectos minan la capacidad de la organización para abordar sus retos estratégicos y para ejecutar la estrategia y visión que ha definido.Si quieres poner a la organización en marcha, te proponemos que tengas en cuenta al menos estos aspectos:

Genera una sensación de urgencia, de oportunidad en toda la organización:

Para ponerte en marcha, para poner a tu empresa en marcha hay que  conseguir que las personas de la organización sientan que es el momento, es ahora o nunca, el momento de la oportunidad que se debe aprovechar porque pasará y luego será demasiado tarde.

Concreta lo que se necesita cambiar e invierte:

Imagina cómo debería funcionar la empresa, cómo deben ser las relaciones, cómo se deberían tomar las decisiones... y concreta exactamente las actitudes y comportamientos que son necesarias. Después, además de facilitar la tecnología y el conocimiento necesario, invierte en conseguir que las personas de tu organización entiendan esos comportamientos y actitudes, que los hagan suyos y los integren en su día a día.

Alinea y cohesiona a la dirección:

Entender la estrategia y su importancia no significa alineamiento y cohesión. Lo más frecuente es que cada directivo tenga claro cómo él lo va a llevar acabo, pero no es tan evidente cómo lo van a hacer juntos, coordinados y a lo largo del tiempo.

Consigue que todos participen:

Todas y cada una de las personas debe saber cómo participa de la estrategia y por qué lo que hace es vital para el éxito. Para esto es necesario que encuentren una motivación personal que les lleve a la acción. Lo podemos hacer a través de procesos estratégicos colaborativos, provocando la pro-actividad de las personas hacia la estrategia, permitiendo desarrollar la función con autonomía, mejorando la transparencia de la información..... y de escuchar y escuchar.Si no tienes clara la visión estratégica, te animo a que la clarifiques. Si ya la tienes, dedica un tiempo a pensar si las personas la han integrado y están implicadas con el proyecto, porque de lo contrario, es probable que no llegues a saber si la estrategia hubiera funcionado.

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