Talento en la Deusto Business School

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Son las 12 del mediodía de un martes de Noviembre. Estoy sentada en el aula 318 de la Deusto Business School de Bilbao, antes conocida como “La Comercial”.La sala en la que me encuentro no presenta el aspecto tradicional de una clase.Es un espacio diáfano y soleado, con el suelo cubierto por césped artificial y en la pared del fondo, un vinilo con un bosque gigantesco da profundidad a la estancia.Pufs acolchados, paredes en las que se puede pintar, imanes de colores e incluso media docena de hulla hoops forman parte de su mobiliario.Cuando los alumnos/as acceden a su interior, entre sorprendidos, intrigados y divertidos, no saben que van a comenzar un gran viaje que tiene un objetivo muy definido: mejorar sus destrezas a la hora de afrontar con éxito un proceso de selección que les dé acceso al mercado laboral.Y así, casi sin darnos cuenta, zarpamos.A lo largo de la aventura, descubren aspectos tan interesantes de ellos mismos como su escala de valores profesionales.También tienen la oportunidad de conocer a todos los personajes que habitan en su cabeza;  aprenden a identificar qué roles desempeña cada uno de ellos y en qué momentos hay que cederles el paso a unos u otros en función de lo que quieran conseguir.Otra de las escalas estrella del viaje pasa por ser conscientes de sus cuatro dimensiones de comportamiento y de aquellos aspectos que les motivan.Entienden que ahí reside el embrión de su talento y aprenden a adaptar su lenguaje verbal y no verbal al interlocutor que tienen enfrente en función de los parámetros que observen en él.De esta forma pueden generar un mayor impacto a su alrededor y diferenciarse del resto de candidatos sin renunciar en ningún momento a lo que les hace únicos.A modo de ginkana, les hago enfrentarse a un par de retos:el primero es una entrevista de selección en la que el entrevistador es más desagradable que el personaje de Risto Mejide y además va armado con la relación de preguntas más difíciles e incómodas que pueden hacerles ahí afuera.Si son capaces de capear eso, pueden con cualquier cosa… ¡y lo consiguen!El segundo reto es resumir todo eso que han aprendido de ellos en un vídeo de no más de treinta segundos de duración, en el que tienen que deslumbrar y convencer al mismo tiempo de que son los mejores candidatos para un puesto.Salen disparados por la puerta del aula con sus teléfonos móviles en ristre, eligen un fondo creativo (interior o exterior) que enmarca y da coherencia a su discurso y, en menos de quince minutos, están de vuelta con unos resultados que incluso a ellos mismos les asombran por su calidad.Es hora de que el barco llegue a puerto por hoy. Estoy contenta. Les veo seguros y auténticos. Nos despedimos con un “hasta pronto” porque tienen ganas de más.Han pasado un par de semanas. Me informan que los dos alumnos del grupo que estaban inmersos en sendos procesos de selección han conseguido ser los elegidos de entre decenas de aspirantes (es lo que tienen los vídeos creativos con mensajes sólidos y trabajados). También me informan de que la próxima semana continuamos con el viaje.El barco zarpará de nuevo en el aula 318, el próximo lunes 12 de Diciembre a las 11:00 horas rumbo a las tierras de la Neurociencia y la Inteligencia Emocional. Y yo, les esperaré puntual y sonriente en cubierta.

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